La pérdida de audición se presenta como un problema frente al que parece que no podamos hacer demasiado, o esperar que nos ocurra si oímos correctamente o en el caso de vernos afectados, intentar que no vaya a más. Aunque en cierto modo es así, no deja de haber ciertos hábitos que reducen el riesgo de afectación por pérdida auditiva.

• En primer lugar, y más importante, está el reducir la exposición al ruido tanto como sea posible. El signo de los tiempos lleva a muchos de nuestros jóvenes a usar auriculares para oír música durante la mayor parte del tiempo, con dispositivos con autonomía suficiente para estar funcionando durante días completos con listas de reproducción musical on-line que tienen contenidos infinitos y a volúmenes acústicos que pueden fácilmente dañar nuestro oído. Hay que tener en cuenta que es tan dañino el volumen de nuestra exposición al ruido como el tiempo que estamos expuestos. Pasado cierto límite, los dos pueden dañarnos. Es cierto que algunos dispositivos por ley tienen limitado el volumen al que pueden reproducir la música, pero esto siempre es relativo, ya que el nivel acústico depende de cada uno. De hecho, a la misma potencia de salida, oye más fuerte una persona con un conducto auditivo pequeño que con uno mayor, ya que el volumen del recinto acústico, en este caso el conducto auditivo externo, es menor y por lo tanto el sonido es más intenso, aunque el diámetro del tímpano también puede ser menor y por lo tanto el sonido será más bajo.

"El único nivel aceptable para protegernos del sonido es nuestro sentido común"

En definitiva, el único nivel aceptable para protegernos del sonido es nuestro sentido común, y la información y convicción de que cuanto menos intenso sea el sonido y menos tiempo estemos expuestos a él es mejor. No sé si ustedes habrán pensado en que los violinistas, por ejemplo, acaban prácticamente todos con importantes pérdidas auditivas del oído hacia el que inclinan la cabeza hacia el violín, debido a la intensidad del sonido y a las largas horas de ensayos, caso especialmente sangrante en una profesión que se basa principalmente en la audición musical. Piensen en ello.

• Hay otros hábitos que aunque menos importantes, pueden ayudar a prevenir la aparición de una pérdida auditiva o a evitar que se agrave si ya existe. Mediante la correcta alimentación, y ejercicio físico moderado, además de tener efectos beneficiosos para todo el cuerpo en general, ayuda a que la circulación sanguínea sea más fluida por todo el cuerpo, del que el oído es una parte, y se beneficiará. Asimismo, el evitar tomar alimentos o medicamentos ototóxicos también ayudará a la conservación del oído. Alimentos tan inocuos como la tónica, que contiene cierta cantidad de quinina, tomados con mucha frecuencia pueden afectarnos, o medicamentos como los usados para la disfunción eréctil también pueden afectar. No estamos diciendo que no se tomen unos u otros, solo que su uso continuado y sin control puede llevar a una situación indeseable, por lo que hay que consultar al médico ante la ingesta de algo que creamos que nos puede afectar a nuestro oído. Uno de los factores a tener en cuenta es la permanencia del tóxico en el medio interno: cuanto más tiempo persista y a una mayor concentración, mayor será el efecto nocivo del mismo.

En internet hay listas de alimentos y medicamentos ototóxicos y su médico seguro que le informará sobre ello. Por cierto, el tabaco también está entre los ototóxicos.