Los tratamientos para la pérdida auditiva en forma de audífonos u otros dispositivos son una solución más que rentable. En comparación con los costes que acarrea, tanto para el individuo como para la sociedad, el no tratar la pérdida auditiva discapacitante, los tratamientos son realmente baratos, lo cual se traduce en una gran rentabilidad. La inversión monetaria que conlleva el tratamiento se recupera varias veces tanto a nivel personal como social, especialmente al tener en cuenta factores como los ingresos y el nivel de empleo (productividad), la calidad de vida y la reducción del gasto sanitario.